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A propósito

El caso de «la China»

El caso de «la China»

Tres veces por semana el Destacamento Especial de Rescate y Salvamento auxilia a Evangelina Chio, una paciente que requiere de continuas hemodiálisis. Ejerció el periodismo durante muchos años. Pero esto no es un hecho aislado

Yuniel Labacena Romero

Cinco y 30 de la mañana. Ring, ring, ring… Se escucha el teléfono… Es la hija de «la China». Aunque ya es costumbre, la llamada pone en alerta a todos en el Comando 15: ¡Arriba, caballeros, pa’ la calle 16!

Los integrantes del Destacamento Especial de Rescate y Salvamento, perteneciente al Cuerpo de Bomberos de Cuba llegan al carro rojo, el vehículo de sus misiones. Revisan enganches y mangueras en las compuertas laterales, y luego montan como linces en él. En menos de 20 segundos completan la acción.

Suena la alarma y salen «disparados» hacia el Vedado, en la calle 16, entre Línea y 11. Apenas amanece y muchos pensarán que se trata de un incendio, un derrumbe…, pero ni lo uno ni lo otro, se trata de una misión humanitaria, tan importante como aquellas, porque ayuda a quienes por su sobrepeso, condiciones habitacionales o discapacidad les resulta difícil subir o bajar de sus casas, y no se les puede hacer esperar.

Así lo constató un equipo de reporteros de este diario, quienes comprobamos la utilidad pública del servicio que prestan quienes integran el Destacamento. Allí, en la casa de «la China», desde hace diez años, cada mañana de martes, jueves y sábado, los bomberos acuden para ayudarla a ir al médico, en una acción que ha convertido a protagonistas y beneficiados en una familia indisoluble.

«Le debo mi vida a los médicos, aunque también a ellos, pues a la hora que sea están aquí al lado mío», nos dijo Evangelina Chio Hernández, una señora de 75 años de edad, quien debe someterse tres veces a la semana a la terapia de sustitución renal conocida como hemodiálisis.

La estrechez de las escaleras de su edificio, en un segundo piso, y el debilitamiento de su cuerpo le impiden bajar y subir por sí sola a Evangelina, quien dedicara su vida al periodismo y trabajó en las revistas Mujeres y Revolución y cultura, además de ser fundadora del periódico Sierra Maestra en Santiago de Cuba.

«El servicio que realizan —muchos muy jóvenes— y que es poco conocido por la población, no tiene pago con nada», afirmó esta mujer, y reconoció el profundo sentido humanista de la profesión de los bomberos. «Hasta ahora no tengo quejas de su atención, es que están muy bien entrenados en su labor».

Contó Gardenia Campanioni Chio, quien lleva 29 años al cuidado de su progenitora, que fue la esposa del papá de su hija quien les comentó que una llamada al 105 podría resolver la situación tan engorrosa de desplazar a «la China».

«En ese entonces mami estaba obesa y a mí se me imposibilitó bajarla para asistir hasta el hospital», recuerda Gardenia, y añade que al principio acudieron al servicio con mucho miedo. «Después nos fuimos adaptando y ellos nos entrenaron también para esa operación tan difícil», reconoció.

Narró que su mamá ha tenido numerosas patologías que la llevaron a hacerse hemodiálisis. «Muchas veces los rescatistas han tenido que volver más de una vez en el día, pues mami se ha agravado, y lo han hecho sin vacilación alguna», aseguró.

«Ellos tienen un grado de responsabilidad enorme a pesar de su juventud, y eso nos ha permitido familiarizarnos más con el servicio, hasta el punto de que hemos formado una gran familia. Cuando llamo al puesto de mando, ya es como un código: “Es ‘la China’”, y allí todos responden: “Para calle 16”».

SENSIBILIDAD PARA SALVAR

Las acciones de apoyo al Sistema Integrado de Urgencias Médicas (SIUM) es una de las misiones que ha sumado a su objeto social el Destacamento Especial de Rescate y Salvamento, explicó el mayor Fabián Rodríguez Molina, jefe de ese órgano del Ministerio del Interior que, con medio de siglo de fundado, labora por la excelencia en la prestación de los servicios.

«Nuestra razón de ser es el pueblo», apuntó orgulloso, e insistió en que por esa certeza no dudaron en aceptar cuando les propusieron esta tarea. «Existen edificaciones en peligro, en las que habitan personas mayores con un estado de salud delicado, que no pueden estar bajando escaleras, y nosotros acudimos en su ayuda, en especial las que necesitan ir al médico por sus diferentes patologías».

Recordó que han tenido pacientes que necesitan de su ayuda de manera permanente como es el caso de «la China», a quien ellos bajan y suben para que vaya hasta el hospital a realizarse la hemodiálisis. «Auxiliamos a otros en Centro Habana, por ejemplo, en estado terminal o muy obesos, a los cuales hemos tenido que bajar con grúas o en camillas, pues las escaleras de las casas no tienen seguridad.

«Cuando mencionamos este apoyo al SIUM, también incluimos los servicios necrológicos, pues a veces la persona fallece o vamos a una casa porque los vecinos reportan cierta fetidez, y entonces comienza todo un proceso legal que termina con nuestra asistencia para sacar de su vivienda a la persona».

Para Rodríguez Molina, como para quienes integran el Destacamento Especial, la sensibilidad es la palabra clave en las tareas que asumen. «El mayor regocijo está en salvar a una persona. Lo que nos engrandece es saber que cumplimos misiones con éxito y disciplina».

Aseveró que entre las faenas más cotidianas están el rescate de personas en el malecón habanero, los derrumbes o accidentes, escapes de gas y acciones de apoyo a la Policía Nacional Revolucionaria.

Expuso Rodríguez Molina que para solicitar cualquiera de sus servicios la población debe llamar al 105. Para los turnos médicos se debe llamar el día antes para realizar las coordinaciones, pero si es de urgencia basta llamar y se les atiende enseguida, apuntó.

«Hemos logrado disminuir el tiempo de atención a las solicitudes. Tenemos un cuerpo muy joven de trabajadores, muchos de ellos egresados del Servicio Militar. Sin embargo, eso no les impide ser muchachos integrales, primero por su seriedad y humildad, y después por su preparación técnica».

UNA GRAN FAMILIA

Esas cualidades no solo la comprobaron estos reporteros. Según nos contó Gardenia, ella ha hablado del servicio en el hospital a familiares que también tienen a pacientes como su mamá, y luego de contactar con el Destacamento Especial han resaltado la valía de sus acciones y, en especial, la confianza y comunicación de los rescatistas.

«Donde quiera que llego me agradecen por hacerles saber de la existencia de este servicio». Y añade: «Nuestra relación es muy cercana, pues no pasa un día sin que ellos llamen a la casa para saber cómo está mami o si tiene algún problema».

Ese es el sentir que también acompaña a los muchachos. Para el joven Emmanuel Gámez López, uno de los primeros en responder a los llamados de «la China», se ha creado una conexión muy familiar. «El trato es muy afable, fuera de todos los tecnicismos. Esta experiencia es muy humanitaria», nos dijo.

Igual criterio compartió Ismel Proenza Leyva, quien atestiguó que esta ha sido una de las experiencias más gratas de su vida. «Ella se muestra muy agradecida con nuestro trabajo. Imagínate, el Día de los Bomberos nos manda un cake y cada año nos invita a celebrar su cumpleaños».

Si algo admiran Evangelina y su hija es la pericia y la técnica con la cual se desenvuelven los rescatistas. «Un entrenamiento insuperable; ellos son la materialización de todo lo humano que existe en el mundo», significó Gardenia.

«Uno no puede dejar que la vida te arrastre con este tipo de enfermedad. Tu autoestima tiene que estar en alta —confesó Evangelina—. Por esa resistencia que me caracteriza y el amor de quienes me rodean, como los rescatistas, he podido llegar hasta aquí. Los veo como su madre, su abuela… El día que me pueda mudar para una primera planta, los voy a extrañar. Siempre los llevaré en el corazón».

Tomado de Cubaperiodista

Fuente: Juventud Rebelde 

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