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A propósito

JUAN ALMEIDA Y SU PRESENCIA EN SANTA CLARA.

JUAN ALMEIDA Y SU PRESENCIA EN SANTA CLARA.

Por Aldo Isidrón del Valle

Premio Nacional de periodismo José Martí.

Este jueves 17 de febrero, cumpliría 84 años de sus pasos por el mundo, el inolvidable Comandante de la Revolución, Juan Almeida Bosque, héroe de la República de Cuba. Nació en La Habana, en el núcleo de una familia muy humilde. Fue limpiabotas, albañil, un sencillo hombre del pueblo.

Almeida, atacante del Moncada, expedicionario del Granma, fundador del Ejército Rebelde, en la Sierra Maestra, fue ascendido en febrero de 1958 al grado de Comandante y Jefe del III Frente guerrillero Mario Muñoz, en el macizo montañoso oriental.

En el Mausoleo de éste histórico paraje montañoso reposan los restos de Juan Almeida Bosque., a quien conocimos hace 50 años.

II. Falleció Almeida… Aquel día de 11 de septiembre la noticia impactó a los cubanos y una carga de emoción y tristeza recorrió todas las células de la naturaleza humana. Perdíamos físicamente a un hijo mayor, a un hermano, a un jefe y combatiente de primera línea. Decíamos adiós a un carismático y empírico intelectual, compositor, músico de notable sensibilidad, perdíamos al escritor, biógrafo de epopeyas épicas y otros momentos históricos de la Revolución.

Trémulo por la emoción, los villaclareños en aquel septiembre de 2009, rendimos tributo fervoroso al héroe cuyo corazón dejó de latir, mientras por él latían otros corazones como una suerte de homenaje al querido combatiente.

III. En abril de 1961 llegó Almeida a territorio villaclareño. Asumía la honrosa misión de fundar el Ejército Central, del que fue su Jefe y máximo inspirador. Y con él, llegaban también los comandantes Efigenio Ameijeiras, José Ponce y Universo Sánchez, atacantes del Moncada, expedicionarios del Granma y combatientes de la Sierra Maestra.

Almeida desempeñaría también el cargo de Presidente de la JUCEI. Desde esta posición de gobierno fue un incansable promotor del desarrollo político social de la antigua Provincia de Las Villas.

Fue dirigente político en el más alto nivel de nuestro territorio y con el ejemplo de su estilo de trabajo, motivo de inspiración para todos  los que de una forma u otra luchamos junto a él, cuando la invasión mercenaria de playa Girón, la Crisis de Octubre y la Lucha Contra Bandidos en el Escambray.

Recuerdo a Juan Almeida y algunos de sus compañeros, reunidos en el parque Leoncio Vidal de Santa Clara con jóvenes  estudiantes del instituto pre universitario cercano y otros muchachos que acudían al encuentro del héroe legendario. La plática transcurría en un clima cordial, ameno y con acentuadas motivaciones pedagógicas, que no excluían las anécdotas de la guerra y de las últimas creaciones musicales del anfitrión.

Jamás olvido aquel 16 de abril de 2004, en la Fortaleza Militar de la Cabaña. Juan Almeida Bosque en nombre del Ministro de Las FAR General de Ejército Raúl Castro, colocaba en mis manos la Réplica del Machete del Generalísimo Máximo Gómez, un dignísimo estímulo a mi modesto aporte como corresponsal de guerra y en otros frentes de la defensa, en Cuba y en el exterior.

Sonriente, a la par que expresaba su felicitación, me recordó un pasaje traumático de mi vida profesional: ¿Te acuerdas del mal rato que pasaste cuando aquella entrevista para el “Libro de los 12”?

_Sí, Comandante, lo recuerdo. Fue uno de los instantes más patéticos, una amarga experiencia y una inolvidable lección.

Digo a usted,  que Almeida se refería a un pasaje de su vida y de otros compañeros, en aquellos días funcionales del Ejército del Centro. En La Habana surgió el proyecto de un libro con páginas dedicadas a la vida de combatientes, expedicionarios del Granma que se reunieran con Fidel, horas después del fatídico desembarco en Las Coloradas en el sur de Oriente, el 2 de diciembre de 1956.

Es famoso el reencuentro de Fidel, en Cinco Palmas, con un grupo de compañeros sobrevivientes del Granma.

Almeida accedió a la entrevista junto a Efigenio, Ponce y Universo. Cada cuál relataría parte de ésta historia personal.

Llevé conmigo a un técnico de alta calificación y una grabadora de última generación. Comenzó la entrevista con Almeida. Cuarenta minutos después hicimos un alto en la plática para el cambio de la cinta magnetofónica. Pedí al técnico escuchar parte de la grabación y para amarga sorpresa de todos, la voz del entrevistado no fue registrada por la dichosa máquina grabadora. Quería que la tierra me tragara con el equipo y el técnico juntos. Almeida me puso la mano en el hombre y sonriente, me dijo: Hay que hacer el trabajo, hoy falló la técnica, pero hagamos otro intento para salvar la situación. Ordenó a uno de sus ayudantes acompañara a mi compañero a la emisora en busca de otro equipo y una hora después se reiniciaba aquella fatigosa jornada para “El libro de los 12”.

Aquel 16 de abril de 2004, Almeida sonriente comentó: a veces las segundas partes son buenas, ¿verdad?

 

 

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