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A propósito

El papel de la salud mundial en las relaciones entre EEUU y Cuba

El papel de la salud mundial en las relaciones entre EEUU y Cuba

 

 

Por Anjali Bhatla, del James A. Baker III Institute for Public Policy

El presidente Barack Obama anunció oficialmente la intención de restablecer las  relaciones diplomáticas con Cuba, en sustitución de medio siglo de hostilidad. Mientras el vínculo político y el restablecimiento de embajadas es un hecho colosal, la división política y la burocracia han ralentizado el ritmo de progreso y planteado preguntas sobre la mejor manera de avanzar en la apertura de relaciones con Cuba. Teniendo en cuenta el interés mutuo de ambos países en ser líderes mundiales en materia de salud, las enfermedades tropicales (NTD) ofrecen una oportunidad única para que los Estados Unidos y Cuba participen en la colaboración científica y promuevan el esfuerzo para normalizar las relaciones.

En 2014, la Asociación Americana para el Avance de la Ciencia y la Academia de Ciencias de Cuba identificaron áreas de salud pública de interés mutuo y firmaron un acuerdo para avanzar en la cooperación científica sobre estos temas. Sin embargo, debido a que el bloqueo de Estados Unidos contra Cuba permanece, existen restricciones significativas para la colaboración entre los dos países.

La realización de negocios con Cuba sigue siendo difícil, prohibiendo a las empresas de biotecnología en los EE.UU. la venta de importantes equipos de investigación para el sector médico de Cuba. Además, los fondos de investigación federales en los EE.UU. no se pueden utilizar para apoyar los esfuerzos de investigación conjunta con  Cuba, creando una barrera importante para la colaboración.

Como el levantamiento completo del bloqueo contra Cuba tomará tiempo, la promulgación de políticas de diplomacia de salud que permitan a los científicos de Estados Unidos trabajar en Cuba, así como permitir que los fondos federales de investigación sean utilizados en proyectos conjuntos de investigación, son pasos que se pueden tomar para fomentar las asociaciones de investigación entre los EE.UU. y Cuba. Dada la larga historia de la diplomacia médica de Cuba en América Latina, el vínculo de la diplomacia de la salud mundial con la Isla también puede ser un mecanismo para que los EE.UU. aumenten su influencia estratégica en la región.

La diplomacia de la salud mundial, o la política exterior que se centra en el fortalecimiento de la salud pública y las relaciones científicas, se pueden utilizar para superar los desafíos diplomáticos tradicionales. Como vehículo bipartidista, la diplomacia de la salud mundial puede fomentar la cooperación bilateral y facilitar la diplomacia de las relaciones políticas entre los dos países. Una asociación de salud mundial entre Estados Unidos y Cuba sería ventajoso para ambos países mediante la conjunción de sus fortalezas complementarias. El dominio de Cuba en la medicina preventiva y la vigilancia epidemiológica, junto con la tecnología médica y los recursos financieros de Estados Unidos fortalecerían la capacidad de ambos países con respecto a la investigación y el desarrollo innovador. Más importante aún, los EE.UU. y Cuba han mostrado logros significativos en los avances médicos. Cuba ha desarrollado vacunas para el cáncer de pulmón, la meningitis B y la hepatitis B. Si los dos países compartieran el conocimiento,  se podrían tener significativos avances en el ámbito de la salud pública.

Centrarse en problemas de salud mundial sería la forma más efectiva para iniciar una relación de trabajo entre los EE.UU. y Cuba. Las enfermedades tropicales, que incluyen enfermedades infecciosas de importancia emergente como el dengue, la chikungunya y el virus del Zika, proporcionan una importante oportunidad para la colaboración científica entre Estados Unidos y Cuba.

Estas enfermedades son virus transmitidos por mosquitos, y durante las últimas décadas, el cambio climático y la urbanización han dado lugar a la expansión de las áreas geográficas en las que se transmiten las enfermedades, incrementando las preocupaciones sobre potenciales brotes en los EE.UU. y en Cuba. Los síntomas de estas enfermedades pueden causar incapacidad severa, creando una mayor preocupación para la salud pública. La experiencia compartida entre ambos países será vital en el control y seguimiento de los brotes.

Actualmente hay varias vacunas posibles para el dengue, entre ellas unas que recientemente han sido aprobadas para su uso en México, Brasil y Filipinas. Tanto los EE.UU. como Cuba todavía tienen que aprobar una vacuna para su uso en sus respectivos países, creando una oportunidad para la cooperación. Actualmente no hay medicamentos disponibles para prevenir o tratar la  chikungunya o  el virus del Zika, presentando una nueva área para la investigación conjunta y el desarrollo de terapias. El intercambio de lecciones aprendidas, de resultados de los ensayos clínicos y la implementación de mejores prácticas aumentarán la eficiencia del proceso de desarrollo de futuras vacunas.

La salud mundial se ha convertido en una prioridad, mientras Cuba y los EE.UU. siguen avanzando en sus políticas para establecer relaciones diplomáticas. Un enfoque en las DTN no sólo producirá beneficios para ambos países, sino que también proporciona avances de importancia mundial en la reducción de las enfermedades tropicales. Este es un momento oportuno para la diplomacia de la  salud entre EE.UU. y Cuba, que podría mejorar la seguridad y ayudar a que ambos países proyecten su influencia regional, apoyando así los objetivos tradicionales de la política exterior a través de la colaboración científica.

(Publicado originalmente en el Blog del Estudiante, del Houston Chronicle. Traducción: Dariena Guerra   Cubadebate)

Fuente. CUBADEBATE

22 enero 2016

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