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A propósito

ALDO POR SIEMPRE EN CMHW

ALDO POR SIEMPRE EN CMHW

 

 

03 de Enero del 2016

Dalia Reyes Perera, de CMHW

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Testimonio de radialistas villaclareños, alumnos y colegas del maestro Aldo Isidrón del Valle, fallecido la víspera, recogidos durante las honras fúnebres.  Aldo fue maestro de varias generaciones de periodistas y locutores en CMHW.  Al partir, deja varios libros y una obra imperecedera en el periodismo cubano y en la Radio. 

 Realización de la periodista Dalia Reyes Perera, transmitida durante la revista especial de CMHW con motivo del deceso del maestro Aldo Isidrón del Valle. 

 A la memoria del amigo Aldo Isidrón del Valle

Todavía me parece increíble la muerte del maestro de periodistas Aldo Isidrón del Valle. Porque él era, o es, de esas personas que a uno le parece que nunca se van a ir. Tal era su fuerza, su vitalidad, su optimismo, su amor por la vida.

Todavía recuerdo nítidamente el día que traspasé las puertas de la Emisora CMHW. Me recibió un hombre elegante, apuesto, que inspiraba con su mirada clara esa mezcla de respeto, seguridad  y cariño, sentimientos que siempre mantuve cuando estaba frente a él.

Aldo llegaba a mí con esa aureola que lo circundaba, de eminente periodista e investigador, el reportero del periódico Revolución  primero, y después de Granma, el locutor de la Reina Radial del Centro desde los años 50.

El que luego de una pesquisa acuciosa logró descubrir aquí en Santa Clara los documentos de la primera autodefensa que hizo en esta ciudad el joven abogado Fidel Castro, en su denuncia a la dictadura de Fulgencio Batista, el que siguió tras los pasos del Che en la Batalla de Santa Clara y luego del triunfo, también ese profesional que grabó los discursos de Fidel en el centro de la isla, y que entrevistó a grandes personalidades de la política y de la cultura.

El mismo que estuvo en Playa Girón y en Angola, porque fue testigo del tiempo que lo tocó vivir.

Pronto me gané su confianza. Aldo se convirtió -apenas sin proponérselo- en mi maestro, porque nos unía la pasión por el periodismo y por la radio.

Me llamó su ahijada y me repetía constantemente que el periodismo se vive las 24 horas del día y que una noticia jamás puede quedar dormida en una grabadora ni una agenda.

Con Aldo viví la emoción de reseñar el paso de un huracán por esta provincia, o de narrar, minuto a minuto, la llegada de los restos de los compañeros de la Guerrilla del Che a Santa Clara.

Con él disfruté sus premios, entre ellos, los Nacionales de Periodismo José Martí y de la Radio, o la entrega de la Réplica del Machete del General mambí Máximo Gómez.

Con él me reí porque tenía un fino humor, y con él aprendí que hacer un Noticiero y sus titulares es algo que corre por las venas y te quita el aliento.

De él guardo como verdaderas reliquias sus comentarios “A Propósito”,  en la Radio Revista W, donde miraba la realidad villaclareña, sus luces y sombras, con ese espíritu crítico y esa condición humana de ser también voz del pueblo.

Ahora mismo recuerdo sus manos al lado de la cabeza, y su archiconocida frase: Muy bueno ese muchacho, pero…y después del pero llegaba su crítica oportuna, en la cual siempre tenía la razón, porque en esta profesión amaba lo perfecto.

De Aldo siempre guardaré al gran amigo que gané con los años, al que se enorgullecía también de mis éxitos y compartió mis insatisfacciones y dolores. Por eso estará ahí, como una luz que me indicará siempre que el periodismo es entrega, pasión, fidelidad y amor.

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