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A propósito

Adys Cupull y Froilán González.

 

    El viaje de José Martí y su esposa Carmen Zayas Bazán,  desde Ciudad de Guatemala hasta el puerto hondureño de Trujillo, fue un hecho histórico prácticamente  desconocido durante más de ciento treinta años.

      El descubrimiento del tránsito  por territorio  hondureño se produjo  por las informaciones  reveladas por el doctor cubano Antonio Díaz Machado, que prestaba servicios internacionalistas en ese país. Él  informó que el abuelo de uno de sus pacientes fue alumno de José Martí en Ciudad de Guatemala y lo guió hasta la hacienda de sus padres llamada La Herradura, en San Marcos de Ocotepeque,  relativamente cerca de la frontera de Honduras con  Guatemala.

      Después de las coordinaciones correspondientes  nos dirigimos  hacia ese remoto  lugar y desde ese momento comenzó una apasionada investigación. Se indagó como eran los caminos reales, desde Ciudad de Guatemala hasta San Marcos de Ocotepeque y desde allí hasta la costa atlántica de Honduras.

      En  La Habana verificamos  con  reconocidos estudiosos y  especialistas de la vida de José Martí y su esposa, su paso por Guatemala y Honduras. Todos confirmaron que lo realizaron por tierra, pero  no existían datos precisos sobre la ruta seguida.

      La doctora Aracelis García Carranza, de la Biblioteca Nacional José Martí,  realizó una búsqueda rigurosa sobre  los antecedentes y  paso por esos territorios y confirmó que en los fondos de esa Institución, no existe información al respecto. Tampoco en las recopilaciones que desde 1968 viene personalmente realizando.

      Con estas informaciones comenzamos el recorrido en diferentes etapas y momentos, hasta realizarla completamente. En el libro se presentan testimonios inéditos, documentos, cartas, notas de los periódicos y datos aportados por historiadores, periodistas, escritores, profesores, estudiantes, campesinos, maestros, y otras personas residentes en los pueblos y ciudades de México, Guatemala y Honduras, por donde en 1877 y 1878 transitó José Martí junto a su esposa.

      Los apuntes de viajes, permiten sentir   a  José Martí por aquellos caminos,  donde varios tramos   conservan  la virginidad histórica y selvática. Se aborda la salida de Ciudad de  México el 26 de diciembre de 1877, su paso por Acapulco, la llegada a Ciudad de Guatemala, la partida el 27 de julio de 1878,  su tránsito por territorio guatemalteco y hondureño  hasta el puerto de Trujillo,  para  tomar el vapor Nuevo Barcelona, el 28 de agosto de ese año con destino a  La Habana.

       Entre los antecedentes están la llegada a Guatemala, a principios de 1877,  el regreso a  México, en diciembre de ese año,  para contraer matrimonio con Carmen Zayas Bazán, perteneciente a  una familia cubana  aristocrática, económicamente poderosa y con vínculos familiares e ideológicos con los representantes del colonialismo español.

      Quienes conocieron a Carmen  la caracterizaron como  sensible, inteligente, culta, delicada y tierna, con modales propios de la alta sociedad  y de gran belleza física. Afrontó el sacrificio que le correspondió vivir al lado de su marido. Viajó junto a José Martí  desde Ciudad de México hasta Acapulco, unos cuatrocientos kilómetros   en ocasiones en diligencia y  otras a lomo de mulas o caballos, cruzando ríos y durmiendo en chozas o en el suelo bajo las estrellas. 

      José Martí, se refirió a su luna de miel,  como la de una pareja de errantes, vagabundos, peregrinos dentro de la gran peregrinación. Describió  a su esposa  durmiendo entre salvajes y bajo el cielo, azotada por los vientos, alumbrada por antorchas fúnebres de ocote. Martí  ya no hablaría del valor romano, diría valor de Carmen.     

      En Acapulco, tomaron  un barco hasta el  puerto de San José en el Pacífico guatemalteco, para trasladarse  en una diligencia hasta la capital, distante unos ciento doce kilómetros. En esa ciudad formaron un nido de amor y concibieron a su hijo.

      Reconstruir el viaje  resultó difícil, casi todos los datos se  basaban en  leyendas.  No encontramos cartas de José Martí referidas a los treinta y un días que transitaron  entre montañas, ríos caudalosos, zonas áridas, lugares inhóspitos y peligrosos o navegando por la costa atlántica hondureña. Tal vez,  por  viajar con destino   a Cuba, carecía de sentido escribir a sus familiares y amigos, de modo, que las cartas durante esos  días parecen inexistentes. Además  es conocido  como   muchos  documentos de esa etapa de su  vida  se extraviaron o no se han localizado.

      En el tomo 1 de sus Obras Completas,  consta  una carta dirigida a Gonzalo de Quesada y Miranda, fechada el 1ro de abril de 1895, poco antes de partir  para  continuar la lucha por la independencia de Cuba  donde planteó que tenía  mucha obra perdida, mencionó periódicos en México de los años 1875 al 1877, en la Revista Venezolana, y en  diarios de Honduras, Uruguay y Chile y no pudo precisar cuántos prólogos de libros había firmado.  Es lamentable la desaparición de las  cartas a su madre, quien ante la posibilidad que fueran a  parar a manos extrañas, determinó romperlas.

      El libro  destaca las circunstancias  que determinaron  el regreso a La Habana  y la elección de  ese complicado y agreste camino y el  intenso amor entre ellos, pleno de  ternuras, pasiones,  incomprensiones, alegrías, hasta la  ruptura matrimonial.

      Resultaron valiosas las conversaciones sostenidas en la ciudad española de Valencia  con los familiares de José Martí,  los encuentros  en La Habana  con los descendientes de su hermana Rita Amelia, la localización y entrevistas en México  con los de Antonia Bruna,  y con  el  nieto de un primo hermano.

       El encuentro y confidencias de la cubana-mexicana Caridad Proenza, conocida como Cachita, las conversaciones con el doctor Alfonso Herrera Franyutti, los descendientes de Pedro Santacilia Palacios  y las colaboraciones de René Ortiz  y Edna Aldama,  en la obtención de documentos  históricos,  fue de inestimable valor

      Para reconstruir la ruta se acudió a viejos libros, mapas, consulta a las obras completas de José Martí, y la colaboración  permanente de estudiosos cubanos, mexicanos, hondureños  y guatemaltecos, quienes contribuyeron a rectificar nombres, distancias, características de la ruta y aspectos históricos 

      Visitamos el pueblo de  Livingstone,  sitio  por donde en 1877 José Martí desembarcó  en su primer viaje a Guatemala,  Izabal, el río Dulce, Gualán y Zacapa, descritos en sus notas de viaje, el puerto de  San José, Masagua, Escuintla, Palín, Amatitlán,  Antigua,  Ciudad de Guatemala, San José del Golfo, Sanarate,  Guastatoya,  Zacapa,  Chiquimula, Quezaltepeque y   Esquipulas a 10 kilómetros de la frontera con Honduras. 

 

      Sostuvimos  entrevistas con personalidades sobresalientes del país centroamericano, acudimos a los archivos, instituciones y la Biblioteca Nacional. En cada encuentro,  comprobamos que la memoria era guardada como un tesoro.

      En San Marcos de Ocotepeque,  el nieto de Cándido Mejía, el  alumno de José Martí, que  lo guió hasta la hacienda de sus padres, aportó nuevos  datos y  copias de documentos históricos y visitamos las ruinas  de la hacienda.

      Hicimos el recorrido  desde San Marcos de Ocotepeque,  a Sensenti, Corquín, Santa Rosa de Copán,  Nueva Arcadia, Sula, Quimistán, Cofradía,  San Pedro Sula, que según  diferentes informaciones fue la ruta seguida por José Martí y su esposa.  Visitamos  puerto Cortés donde  el matrimonio tomó una embarcación para navegar hasta La Ceiba y desde allí al puerto de Trujillo y   subir al barco Nuevo Barcelona rumbo a Cuba.

      En la ciudad de La Ceiba conocimos que varios cubanos  residentes en ese puerto,  invitaron a José Martí a una cena. Precisar datos sobre ellos llevó una intensa investigación con la ayuda de estudiosos cubanos, miembros de la Unión Nacional de Historiadores  y  de la  Sociedad  Cultural José Martí.

      El último punto de la geografía hondureña donde estuvieron  José Martí y Carmen Zayas  Bazán  fue el puerto de Trujillo, distante unos  quinientos setenta y seis kilómetros de Tegucigalpa, trescientos setenta y seis de  San Pedro Sula,  trescientos cuarenta y ocho de Progreso, doscientos setenta y siete de Tela  y  ciento treinta y tres  de  La Ceiba.

      Resultaba necesario conocer  las características del barco Nuevo Barcelona,  donde viajaron José Martí y Carmen Zayas Bazán y solicitamos a  la argentina Lucía Álvarez de Toledo,  la búsqueda en  los archivos británicos y españoles. En Cuba  se indagó en la lista de viajeros que partían o llegaban desde Cuba a Honduras.

 

      La  historia oral contada por personas respetables donde narraban el paso de José Martí y su esposa, nos llamó la atención. Distinguidos guatemaltecos, expresaron que siempre fue de esa forma, porque de otro modo la gran cultura, tradiciones, costumbres, bailes, danzas, canciones, comidas y hasta el lenguaje de  mayas, quichés, cakchiqueles, tzutuahiles, pipiles y chortís, se hubieran perdido para siempre.   

 

      El escritor Julio César Macías Mayora, cuenta  historias y  leyendas que los indígenas hacían llegar a los ladinos. Relató que por las noches escuchaba en su casa o en las hogueras junto a  niños indígenas, narraciones que parecían mágicas, eran la vida real,  los ancestros,  sus sufrimientos y  luchas. Refirió que la tradición indígena se preservaba a través de relatos  transmitidos oralmente en miles y miles de hogares y cuando no estaban los ladinos,  las contaban en su propio idioma y  las empleadas domésticas y  ancianas originarias de Samayac, explicaban  algunas historias de sus antepasados como si fueran cuentos o leyendas; y de esa manera los mestizos, sin saberlo, hacían de portadores,  guardadores y reproductores de la cultura indígena.

 

       El periodista y profesor Guillermo Alvarado relató que en Centroamérica y especialmente en Guatemala casi toda la historia se ha salvado gracias a la tradición oral, pues pasajes importantes no están recogidos en los libros de estudios. Explicó como  Miguel Ángel Asturias, premio Nóbel de Literatura, escribió su importante libro Leyendas de Guatemala,  tomando como fuentes, entre otras, los relatos de una nana o nodriza indígena, que para entretenerlo, se las narraba, desde que tenía cinco años de edad. Se vive en estas tierras un mundo mágico de leyendas y anécdotas,  algunas de ellas recogidas  por Asturias en su libro Historia del Maíz. 

 

      Sobre el escritor Virgilio Rodríguez Macal  aclaró como en sus novelas La Mansión del Pájaro Serpiente y El Mundo del Misterio Verde,   describe  la vida animal del Petén, sin nunca haber visitado esa región  y  gracias a la tradición oral, se habían salvado la música y las canciones, sin contar con partituras.

      Una pregunta, comenzaba a tener explicación,  los testimonios orales es una de las  formas como pudo conservarse la memoria histórica del   paso de José Martí y Carmen Zayas Bazán por los caminos, donde muchos habitantes son analfabetos y cada año transitan miles de peregrinos hasta el Santuario del Cristo Negro de Esquipulas.

       La idea de publicar de forma integra el resultado de la investigación se hizo con el propósito que sirviera de estimulo para indagaciones por esos  caminos y un tema de invitación  para  reflexionar, verificar, comprobar, analizar e investigar y  contribuir con nuevas informaciones a la ampliación del  paso por esas tierras de José Martí y su esposa, quien llevaba en sus entrañas al hijo de la pareja. Esos propósitos fueron analizados con el doctor Armando Hart Dávalos, director  del Programa de Estudios Martianos, para que los especialistas de la vida de José Martí hicieran las sugerencias, rectificaciones y  señalamientos que estimaran  necesarios. 

 

       Los resultados de esta  investigación histórica  se publicó en Ciudad de México en enero del 2010 y se presentó en el Centro Cultural José Martí, el 10 de febrero, aniversario ciento treinta y cinco de la llegada por primera vez a tierras mexicanas y en ocasión del Bicentenario de la Independencia de México, país del cual José Martí se sintió como hijo. También se presentó en las ciudades de Guanajuato, San Luis Potosí, Querétaro, en varias instituciones del Distrito Federal y en la Embajada de Cuba en el país hermano.

       El camino real seguido en  Guatemala y Honduras, es totalmente novedoso e inédito. Incluso hay estudiosos que señalaron  la salida de Ciudad de Guatemala  en mulas por la ruta de Zacapa, río Dulce, en barco  hasta Livingstone y desde allí en  canoa hasta  Belice y el puerto hondureño de Trujillo. Esta ruta es cuestionada, dado que el recorrido hasta Livingstone es de 8 días  desde Ciudad  de Guatemala y  no tendría explicación lógica lo que sucedió en los  23 restantes.

 

      Otras versiones aseguraron  que viajaron en tren y  narraron historias de cómo hicieron el viaje. Tal afirmación nos llevó al  Museo de los Ferrocarriles de Ciudad de Guatemala. En los  mapas  y documentos consta que el primer tramo de esas  vías  fue inaugurado el 19 de julio de 1884, seis años después de la partida de José Martí.

 

      En la investigación histórica encontramos verdades y realidades inobjetables; también leyendas, mitos,  hechos y circunstancias que no corresponden a la realidad histórica,  pero hemos decidido no eliminar ni modificar esos  recuerdos. Ellos forman parte de la cultura  de los pobladores centroamericanos. Otras requieren  de mayores estudios y precisiones.

 

      Por  esa razón hemos acudido a varios especialistas, entre ellos  Carlos Manuel Marchante, Zenaida Gómez Taño, Ramón Guerra,  Mercedes Córdoba, Esteban Llorach, José Luis de la Tejera, Martha Fuentes, Jesús Dueñas, Armando López, Homero Saker, Ramiro Bouzón, María Ruane, entre otros.

 

     En una visita realizada a Caracas en el mes de septiembre del 2011 y en ocasión de presentar el libro en el Instituto de Altos Estudios Diplomáticos  “Pedro Gual”, del Ministerio del Poder Popular para las Relaciones Exteriores, conocimos a la funcionaria Graciela Aveledo, bisnieta del director fundador del colegio de Santa María, donde trabajó José Martí, quien aportó nuevos elementos.    En ese  viaje compartimos con la académica y estudiosa de José Martí, Mirla Alcibíades, autora del libro Venezuela en José Martí, quien precisó la fecha exacta del arribo a Caracas.

 

A  través de este libro  conocerán aspectos importantes  de la vida y costumbre de los pueblos de México, Guatemala y Honduras,  de  sus historias, culturas y vinculaciones con Cuba,  prácticamente en el caso de Honduras muchas desconocidas para los lectores cubanos.

 

      Es nuestro deseo que esta obra contribuya a que el Héroe Nacional de Cuba, mantenga vivo su paso por esos lugares y los pobladores se acerquen a su pensamiento y acción en la lucha por alcanzar una  América Latina unida y verdaderamente independiente.

 

Fuente: Adys y Froilán

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