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A propósito

Grandes momentos del fotorreportaje cubano

Grandes momentos del fotorreportaje cubano


 

Jorge Oller Oller

Historia de una famosa imagen

Viernes, 09 de Octubre de 2009

 

Después de los sucesos del 30 de noviembre de 1956  en Santiago de Cuba y del desembarco del Granma dos días después, Cuba atravesó momentos de gran expectación al desconocerse la suerte de Fidel y sus compañeros de lucha. Aunque la dictadura lo daba por muerto,  el pueblo abrigaba la esperanza de que nada le hubiera ocurrido.

Dos meses y medio más tarde, el periodista Herbert Matthews del New York Times subió a las montañas e hizo la primera entrevista a Fidel en la Sierra Maestra. El diario la publicó el 24 de febrero de 1957 demostrando que estaba vivo, activo, explicando las razones de la lucha revolucionaria y los primeros éxitos alcanzadas por el naciente Ejército Rebelde.

 

La noticia estimuló más aún la lucha revolucionaria con arriesgadas acciones que pusieron en jaque a las fuerzas represivas que cada día se tornaban más crueles y asesinas.

Los censores del régimen obligaron a los medios informativos a callar las acciones rebeldes y revolucionarias del llano y la montaña y mostrar un barniz de tranquilidad en todo el país. Batista quería dar la sensación de que reinaba la paz e invitó a un grupo de periodistas cubanos y extranjeros para demostrarles que en las montañas no quedaban rebeldes.

El 11 de abril el mando militar llevó a los periodistas desde el aeropuerto de Columbia a las montañas orientales donde sobrevolaron a gran altura varios puntos de la Sierra Maestra hasta aterrizar en el cuartel general del Ejército situado en El Macho. El jefe de operaciones del Ejército batistiano, coronel Pedro A. Barreras, los atendió allí. Después de una extensa explicación de las actuaciones militares en la zona afirmó que Fidel no estaba en la Sierra y la entrevista que le hiciera el periodista Matthews era falsa. Añadió que “la

 

Sierra Maestra no representaba ningún valor militar estratégico para ningún enemigo, por el contrario permanecer en ella era un suicidio, ya que la estancia en la misma resultaba, más que difícil, imposible”. Los periodistas no quedaron convencidos. El 17 de abril el coronel regresó a La Habana con parte de la tropa.

Fidel, que había seguido por radio el movimiento de los periodistas, le pidió a Celia Sánchez que tratara de contactar con alguno de ellos y le ofreciera la posibilidad de remontar la Sierra y palpar la realidad guerrillera. Quería burlar la maniobra del dictador que trataba de mostrar una imagen de paz y normalidad. Pero Celia no pudo verlos.

No obstante, ella y Armando Hart le propusieron a Fidel llevar otros periodistas norteamericanos que el Movimiento 26 de Julio en Nueva York había contactado. Se trataba del reportero Robert Taber y el camarógrafo Wendell Hoffman, ambos de la cadena Columbia Broadcasting System (CBS), una de las dos más importantes en los Estados Unidos. Fidel dio su aprobación y rápidamente los grupos clandestinos neoyorquinos del Movimiento organizaron el viaje hasta La Habana. Una semana después, la noche del jueves 18 de abril llegaban a la capital los reporteros de la CBS.

Para asegurar su recibimiento y traslado a Manzanillo estaban en La Habana  Armando Hart y Haydee Santamaría. El plan previsto era que el doctor Julio Martínez Páez los recibiera en el aeropuerto y los acomodara en su casa. Por su parte, Marcelo Fernández, que sería además el traductor, los conduciría hasta Bayamo en dos automóviles preparados para esconder las cámaras de cine y las latas de película. Hart y Haydee se adelantarían en ómnibus hasta Bayamo para coordinar con los enlaces y

conducirlos a Manzanillo donde Celia y el grupo clandestino de Manzanillo los llevaría hasta Fidel.

Esa tarde el doctor Martínez Páez llevó a Haydee y a Hart en su automóvil hasta la Virgen del Camino para embarcarlos en el ómnibus que los conduciría a Bayamo. Mientras esperaban en el paradero fueron descubiertos por la policía. Haydee pudo escabullirse y esconderse en uno de los comercios de la rotonda donde vio como detenían a Hart y a Martínez Páez. Apresuradamente fue caminando hasta la Quinta de Dependientes y desde allí llamó a sus compañeros para avisarles de lo ocurrido entre ellos a Marcelo Fernández a quien le encargó recoger a los reporteros norteamericanos en el aeropuerto.

Reajustado el plan,  Marcelo los recibió y llevó a un apartamento de Miramar. En el garaje del edificio estaba uno de los automóviles que utilizarían y no obstante estar tensos y cansados  Marcelo y los dos periodistas se dedicaron a esconder debajo de los asientos y en los paneles laterales de las puertas los voluminosos equipos de filmación que trajeron. Como el trípode era demasiado grande y pesado Hoffmann decidió dejarlo.  

Al amanecer del viernes 19, Haydee, Marcelo y los reporteros partieron para Bayamo. La heroína viajó simulando estar embarazada y escondidos, debajo de la barriga postiza, llevaba 5 mil pesos recaudados por y para el Movimiento. El viaje por la Carretera Central se realizó sin ningún contratiempo, pero llegaron a la ciudad muy avanzada la noche y más tarde de lo acordado, motivo por el cual no encontraron al contacto que debía esperarlos. Dieron tantas vueltas que los

 

norteamericanos comenzaron a inquietarse. pero se les calmó asegurándoles que eran medidas previstas. En una de las vueltas Haydee vio la farmacia del doctor Julián Tablada, conocido de ella y colabo­rador del Movimiento y le pidió su ayuda. El farmacéutico ocultó  a los dos periodistas en su casa, mientras que Haydee y Marcelo continuaban a Manzanillo en el auto que traía ocultos los equipos. Llegaron al amanecer del sábado y fueron  directamente a la clínica del doctor Rene Vallejo. Este los llevó al escondite de Celia. 

Mientras Haydee y Marcelo le contaban a Celia los incidentes del viaje y la detención de Hart y Martínez Páez, Fidel y sus 83 combatientes estaban acampados en el firme de la Maestra. Celia decidió guardar las cámaras y equipos en casa del doctor Vallejo y que este recogiera a los periodistas en Bayamo. En La Habana, ese día, fueron asesinados por una delación los combatientes del Directorio Revolucionario Fructuoso Rodríguez, Joe Westbrook, José Machado y Juan Pedro Carbó Servia que habían participado en el asalto al Palacio Presidencial.

Con la llegada de Vallejo y los periodistas a Manzanillo y la de Lalo Sardiñas enviado por Fidel a recogerlos, se organiza la partida de Celia, Haydee, Marcelo, Carlos Iglesias “Nicaragua” (comisionado por Frank País para coordinar con Fidel algunos proyectos de acción) y los dos periodistas que se encontrarían con el Jefe de la Revolución. Al anochecer partieron en dos automóviles con los equipos, pasaron por Yara y tomaron la carretera del central Estrada Palma. Cerca de Cerro Pelado dejaron los autos y continuaron a pie  repartiéndose entre ellos las 250 libras  que pesaban las cámaras, los equipos de audio y las películas de los reporteros. El domingo 21 casi de día llegaron a Providencia donde los escondieron en la casa de Chiche Lastra, un comerciante del lugar. Al oscurecer reiniciaron la marcha y cerca de la media noche llegaron a la casa de Lalo en Santo Domingo. Este los ocultó en un cafetal cercano.

La jornada resultó muy difícil porque tuvieron que cruzar más de 30 pasos de río con una carga que se les hacía cada vez más pesada. A los que subían por primera vez  y llevaban botas nuevas les sangraban los pies.

El lunes tuvieron noticias de que unos soldados estaban registrando las casas de la zona y Lalo decidió esconder a sus protegidos en otro cafetal más seguro. También a Fidel, en su comandancia situada en aquellos momentos en el alto de Santana, le llegaron informes del movimiento de soldados por Santo Domingo e inmediatamente envió al capitán Camilo Cienfuegos a rescatarlos.

El martes 23 Camilo y sus hombres rodearon la casa de Lalo, pero los soldados se habían retirado del lugar y Celia y sus compañeros estaban a salvo.

El grupo, ahora guiado por Camilo y sus hombres, subió la empinada y extensa ladera del firme de la Sierra. Hoffman aprovechó para filmar por primera aquellos bellos paisajes de dificultoso andar. Alrededor de las cinco de la tarde llegaron al campamento rebelde con los pies ampollados y extremadamente agotados. Fidel los recibió con mucha alegría y estuvieron conversando durante toda la noche.

En la mañana del miércoles 24 Taber y Hoffman comenzaron las filmaciones y entrevistas que tuvieron que suspender por lo copioso de las lluvias. Al día siguiente Fidel ordenó partir en dirección al Pico Turquino y propuso a Taber y a Hoffman la idea de realizar las filmaciones más importantes en ese simbólico lugar. Ese día y el viernes fueron muy fríos y con intensas lluvias, la ropa se empapó y el andar se hizo cada vez más difícil.

En su diario, el Che, que padecía en esos días de ataque de asma, escribió: Wendell, el camarógrafo, tiene un cojear espantoso. Sin embargo, pese a ello continuaba andando de aquí para allá filmando con entusiasmo las escenas de la marcha de la tropa. El sábado los periodistas grabaron la primera entrevista a Fidel.  Por la noche acamparon en una aguada de la loma del Joaquín.

El domingo 28 era el día señalado para subir al Turquino. Desde temprano la tropa aligeró sus mochilas y aprestó sus armas.  En el campamento solo quedarían los heridos. A las 8 de la mañana emprendieron la subida de la empinada loma del Joaquín. Trepaban de uno en fondo agarrándose a las raíces y bejucos y ayudando como podían a subir los bultos de los periodistas. A ratos Hoffman se detenía para filmar algún detalle de la ascensión. No obstante el cansancio y la tensión de aquellos días Celia y Haydee con los pies sangrantes no se separaban del grupo. El Che, ahogado por el asma, dio muestras de su inquebrantable firmeza siguiéndolos. Horas más tarde alcanzaban la cúspide del firme de Joaquín, para bajar por la otra falda, casi vertical, conocida como el paso de los Monos.

Después de salvar otras ondulaciones del terreno, el exhausto grupo divisó el busto de José Martí en la cumbre del Turquino. Todo el cansancio y dolor que traían lo convirtieron en alegría y fervor patriótico. Marcharon rápido, enarbolando la Bandera Cubana y los fusiles en alto, cantando el Himno Nacional y el del 26 de Julio en sentido homenaje al Apóstol. Pero a Celia le traía además un recuerdo muy especial. Unos años atrás, en mayo de 1953, ella acompañó a su padre y a un grupo de animosos y patrióticos martianos a colocar esa obra fundida en bronce de la escultora Jilma Madera, en la cima más alta de Cuba.  

Hoffman había filmado aquella histórica hazaña y también allí, al pie del monumento, él y Bob Taber realizaron el final de la entrevista a Fidel. Después todos regresaron por el mismo camino al punto de partida. A la mañana siguiente Hoffman con su equipo viajó a Manzanillo y La Habana hasta llegar a Nueva York en avión.   

Los momentos más dramáticos del material fílmico de Fidel y los combatientes de la Sierra Maestra realizados  por Hoffman y Taber fueron

proyectados de inmediato en la televisión y las salas de los cines estadounidense y mundiales, mostrando a Fidel vivo y hablando animadamente de la Revolución, convencido de su indiscutible victoria. Luego hicieron un amplio documental y seleccionaron varios fotogramas que ilustrarían los  escritos que intelectuales y periodistas amigos escribían  en distintos ligares del mundo defendiendo la Revolución cubana.

De los fotogramas de las películas seleccionados sobresalió la de Fidel, Raúl y otros rebeldes alzando los rifles cuando cantaban el himno  cubano en el Pico Turquino.  Como afirmara el historiador Pedro Álvarez Tabío  es “el documento gráfico más elocuente, por su valor simbólico y su fuerza plástica, de la etapa insurreccional de la Revolución Cubana”. 

APUNTES DE LA VIDA DE HOFFMAN

Hoffman provenía de una familia campesina de Kansas que recolectaba maíz y vendía pinos para adornar las casas en las Navidades. Aprendió autodidácticamente a usar una cámara de cine Bell & Howell. Captó algunos acontecimientos locales que vendió a la Columbia Broadcasting System (CBS). Las colaboraciones se hicieron más estrechas y lo contrataron para reportar noticias en distintos puntos de la geografía norteamericana. En 1957 entró a trabajar como camarógrafo oficial de la CBS y junto con Bob Taber le asignaron entrevistar a Fidel en la Sierra Maestra. Fue un éxito mundial que le garantizó captar importantes noticias como la del 22 de noviembre de 1963 en Dallas donde se le asignó para filmar el discurso del presidente Kennedy. Cuando esperaba en la tribuna le ordenaron ir al hospital donde era atendido el Presidente victima del atentado. Allí filmó la salida del féretro y a su esposa Jacqueline llevando aún el vestido color rosa cubierto con la sangre de su marido. También filmó las marchas por los derechos civiles organizadas por  Martin Luther King y realizó numerosos reportajes en diversas latitudes del mundo. En 1975 se retiró cuando la CBS reemplazó la última cámara cinematográfica por la de video. 

Fuentes:

Diario de la Guerra por Pedro Álvarez Tabío y Heberto Norman Acosta, diario Granma del 11 y 25 de abril de 1997 (Suplementos especiales).

Ann Snack:  On the road with a CBS photojournalist

(Cubaperiodistas)

 

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